Santo Domingo, D.N.- La República Dominicana está comprometida con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por convenios internacionales; por su legislación interna como la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030; por medidas presidenciales como el decreto 541-20 que crea el Sistema Nacional de Medición, Registro y Verificación de la emisión de estos gases; pero también -y sobre todo- por convicción y necesidad.
En reunión del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio convocada por el presidente de la República este expresó la aspiración de una República Dominicana neutralmente climática para el año 2050.
En su Contribución Nacionalmente Determinada revisada y ampliada de nuestro país fijó una ambición climática superior a la anteriormente establecida para el año 2030. Nos proponemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 27%, de los cuales solo el 20% está sujeto a la recepción de cooperación internacional.
Para cumplir con sus compromisos la República Dominicana -gobierno y sociedad- debe redoblar sus esfuerzos.
A fin de lograr las metas se debe consagrar en el Pacto Eléctrico a ser suscrito por los más diversos sectores próximamente el cambio de una matriz energética que ha estado basada hasta ahora en combustibles fósiles hacia una matriz edificada fundamentalmente en energías renovables.
Un paso decisivo en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono o CO2 sería la conversión de las plantas generadoras de electricidad de Punta Catalina para eliminar el uso del carbón.
De la misma manera, urge acelerar la transición del sector transporte hacia la movilidad eléctrica.
Según el último Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero el sector Energía -que comprende el Transporte- representa el 62% de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo cual la transformación hacia una matriz limpia y renovable y la movilidad eléctrica no deben ser postergadas.
Al mismo tiempo, deben ser impulsados cambios de consideración en los más diversos sectores productivos y prácticas de consumo.
Es el momento de construir políticas ambientales y climáticas y aplicarlas de manera efectiva. Esto no debe ser aplazado en orden a preservar la República Dominicana y el planeta.